Al parecer, es bastante difícil ser consecuente en el día a día… A veces un actuar no premeditado puede traer efectos desastrosos. Cada palabra es un arma de doble filo. Se puede usar tanto para el bien como para hacer daño, o en algunas circunstancias, para ambas. No se deben dejar
libres al azar. Una acción desencadena en otras. No se puede ser tan inconsciente en el actuar personal porque siempre existen más afectados. Cada acción repercute directa o indirectamente en los demás. No somos individuos aislados. Formamos parte de un todo perfectamente interconectado. Y se debe mantener cierto equilibrio. Existen flujos de energía circulantes. Cada uno es capaz de entregar y/o aceptar energía. Y ésta puede ser positiva o negativa. No todo puede ser positivo, de lo contrario no existiría equilibrio alguno. Incluso “lo malo” es necesario para que “lo bueno” exista. Pero nunca la energía negativa debe superar la positiva. Existen, además, leyes físicas que, por cierto, son totalmente aplicables a la sociedad. Leyes químicas: “lo similar disuelve lo similar”. De tal forma que lo positivo se sumerge en un entorno positivo, y de igual modo; lo negativo se rodea de negatividad. Un pensamiento, una actitud positiva puede marcar la diferencia. ¿Para qué intentar hacer el mal a otros? ¿Acaso con eso uno logra sentirse mejor? ¿El mal puede acercar al bien? Parece un poco ilógico. ¿Cómo perjudicar a otros puede traer satisfacción? Al perjudicar a otros, se perjudica uno mismo. Así como al entregar energía positiva, se recibe energía positiva. Se debe intentar eliminar las cargas negativas pero sin cederlas a otros. ¿Cómo lograrlo entonces? La naturaleza es sabia incluso en ese aspecto. Desde niveles básicos de la vida; niveles atómicos. Es
más fácil intercambiar energía negativa que positiva. Un átomo es capaz de ceder electrones mas no protones. Además en el caso que un átomo ceda un electrón, eventualmente tenderá a recibir un electrón de otro átomo en compensación. De tal forma que existe un ciclo de carga negativa constante. Sin embargo, existe también la posibilidad que libere cargas negativas al medio en forma de iones, pudiendo el átomo estabilizarse como protón. Entonces, ¿Por qué no buscar formas alternativas para convertirse en una fuente energética positiva y estable?
libres al azar. Una acción desencadena en otras. No se puede ser tan inconsciente en el actuar personal porque siempre existen más afectados. Cada acción repercute directa o indirectamente en los demás. No somos individuos aislados. Formamos parte de un todo perfectamente interconectado. Y se debe mantener cierto equilibrio. Existen flujos de energía circulantes. Cada uno es capaz de entregar y/o aceptar energía. Y ésta puede ser positiva o negativa. No todo puede ser positivo, de lo contrario no existiría equilibrio alguno. Incluso “lo malo” es necesario para que “lo bueno” exista. Pero nunca la energía negativa debe superar la positiva. Existen, además, leyes físicas que, por cierto, son totalmente aplicables a la sociedad. Leyes químicas: “lo similar disuelve lo similar”. De tal forma que lo positivo se sumerge en un entorno positivo, y de igual modo; lo negativo se rodea de negatividad. Un pensamiento, una actitud positiva puede marcar la diferencia. ¿Para qué intentar hacer el mal a otros? ¿Acaso con eso uno logra sentirse mejor? ¿El mal puede acercar al bien? Parece un poco ilógico. ¿Cómo perjudicar a otros puede traer satisfacción? Al perjudicar a otros, se perjudica uno mismo. Así como al entregar energía positiva, se recibe energía positiva. Se debe intentar eliminar las cargas negativas pero sin cederlas a otros. ¿Cómo lograrlo entonces? La naturaleza es sabia incluso en ese aspecto. Desde niveles básicos de la vida; niveles atómicos. Es 
más fácil intercambiar energía negativa que positiva. Un átomo es capaz de ceder electrones mas no protones. Además en el caso que un átomo ceda un electrón, eventualmente tenderá a recibir un electrón de otro átomo en compensación. De tal forma que existe un ciclo de carga negativa constante. Sin embargo, existe también la posibilidad que libere cargas negativas al medio en forma de iones, pudiendo el átomo estabilizarse como protón. Entonces, ¿Por qué no buscar formas alternativas para convertirse en una fuente energética positiva y estable?
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